
Saber y no saber: Un artículo de Stoya, la chica Fleshlight
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Tras años de amistad, coincidimos tomando unos bocadillos en una cafetería.
Salimos juntos.
Establecimos una línea de base en la que yo le pedía que participara en experimentos sexuales y él casi siempre estaba dispuesto. Nos reímos mucho. Fleshlight me dio una muestra del producto -Riley Steele-, pero sin una polla biológica no tenía forma de probarlo. Pero él tenía una polla, pegada al cuerpo y llena de terminaciones nerviosas, así que podía contarme cómo era.
Le dejé el modelo Riley, advirtiéndole que lo dejara secar bien después de usarlo y limpiarlo adecuadamente. Más tarde, me diría que le había gustado. Entonces, antes del Día de San Valentín, creamos un vídeo en el que yo utilizaba mis Fleshlights como marionetas de mano y le regalaba uno.
Coincidimos en la calle.
Pensaba que estaba bueno.
Sabía quién era era.
Ambos estábamos en la profesión de ser cosificado, aunque de diferentes maneras. En algún momento del torbellino, le llevé mi Fleshlight. En otro momento de ese torbellino, le follé con él. Lubriqué el interior e introduje la textura Destroya en su polla.
Lo apreté con ella, lo acaricié con ella y, por último, apliqué toda la fuerza de mi bíceps y tríceps para sacudirlo tan rápido y fuerte como pude.
Nos gastamos bromas entre una declaración de deseos y otra. Cuando le dije "eso ha estado muy bien", me contestó "narcisista", con una pronunciación y una entonación tan equilibradas entre la broma y el pinchazo que no supe cómo interpretarlo.
Coincidimos en una aplicación y nos dimos cuenta de que conocíamos el trabajo del otro. Yo respetaba su trabajo. Teníamos que vernos.
I tenía encontrarme él.
Así lo hicimos.
Cuando nos conocimos, supe que quería acostarme con él. Así que me acosté con él. Fue estupendo.
Me avisaba cuando venía a la ciudad en la que vivo y yo le decía cuáles eran mis límites cada vez. A veces mis límites eran amplios, y otras veces estrechos.
Él quería verme siempre, y yo quería verle a él. Así que lo hacíamos, tanto si íbamos a follar como si no.
Me dijo que quería probar un Fleshlight. Le había firmado uno de mis Quickshots recién lanzados, eligiendo cuidadosamente las pocas palabras que cabían en la tapa. Enumeré su polla, y su cerebro, describiendo cada uno como grande-y el último como el más grande.
Horas después de dárselo, abrimos la gorra. Me preguntó si quería que me diera un espectáculo. Quería que me diera me un espectáculo. Y así lo hizo. Su polla, apretada a través de una representación de mi propio coño y culo, era fascinante. Tenía una vista del cuello del útero.
La forma en que compartía su exhibicionismo conmigo era hermosa. Vulnerable.
El hecho de que quisiera darme placer estético hizo que mi coño se hinchara. Ver los músculos de su brazo ondularse mientras hacía esa exhibición hizo que mi coño se desbordara.
Dos temas principales recorren este tríptico.
Están los productos Fleshlight creados a mi imagen y semejanza, lo cual tiene sentido, dado el contexto del Blog Fleshlife.
Y luego está la comunicación.
Sigo siendo amigo del hombre que hizo mi anuncio de Stoya Scream con las marionetas de mano. Me vio me. Vio quién soy, el núcleo de lo que siempre seré. Lo captó con su cámara y su edición. Le envié un mensaje mientras escribía el primer párrafo, diciéndole que escribía sobre él, que pensaba en él y que esperaba que estuviera bien. Han pasado 12 años desde que nos besamos por última vez.
No sé por dónde van las cosas con el hombre que pasa por la ciudad en la que vivo. Tal vez vaya con él a veces. Quizá vayamos a algún sitio.
Como en toda la vida, uno puede tener esperanzas, pero no puede saber lo que le depara el futuro.
Sé que estamos en la misma página de desconocimiento general, porque hemos hablado de dónde estamos.
El hombre del medio es un misterio que no me motiva investigar, y eso es todo lo que hay que decir.
Puede que te des cuenta de que donde hay una comunicación fuerte, hay potencial para algo que perdura. Es casi seguro que ese algo cambiará a medida que avance el tiempo. A medida que crecemos, nuestros caminos se entrelazan y desenlazan y vuelven a unirse de nuevas formas, ya estemos separados durante horas o años, entretejiéndonos en los mundos de los demás.
La comunicación requiere vulnerabilidad: compartir las partes sensibles de nosotros mismos, ya sea el amor, la lujuria o la soledad. Requiere escuchar, escuchar de cerca, poner toda nuestra atención en el otro.
Existe un riesgo ineludible de rechazo. La fortuna favorece a los audaces, y la valentía... la valentía refuerza el significado y la intensidad de la fornicación.
Siempre es necesario establecer una buena relación. A veces surge de forma precipitada al cabo de los años; otras, crece de forma constante. Pero tiene que estar ahí para llegar a lo bueno: las experiencias, los orgasmos y las aventuras que te acompañan durante años. Y puede que las personas involucradas también.
Mi consejo para ti, lector, basado en mi experiencia vital duramente adquirida, tanto si quieres pasar tiempo con alguien que te resulte atractivo como si quieres introducir tu Fleshlight en el sexo que compartes con tu pareja, hazle partícipe de tu emoción.
No hay una fórmula para decir esta frase y conseguir tal o cual resultado. Todo depende de quién y dónde se encuentre en ese momento.
Mira quién es esa persona y asómate a la incertidumbre. Puede que te hagan daño. Los rasguños y las cicatrices sanarán o perdurarán. Pero descubrirás qué puede pasar después.